domingo, 8 de enero de 2017

El Cacique Turmequé y El Tejo

EL  CACIQUE  TURMEQÉ



Turmequé  significa en lenguaje muisca "Jefe Vigoroso", es un antiguo y legendario poblado de  Colombia que existe desde mucho antes de la época de la conquista española; cuando los conquistadores llegaron, ya Turmequé era un enorme y ordenado centro urbano y comercial indígena. Fue fundado mucho antes que los Municipios de Villapinzón, Ventaquemada, Úmbita, Tibaná y Nuevo Colón; es más, algunos de estos Municipios fueron extensiones fundadas en terrenos del antiguo Turmequé. Allí se inventó el juego al Tejo -deporte nacional y símbolo excelso de Boyacá- que en esa época lejana se jugaba por los indigenas con discos de oro, y los premios iban desde hermosas virginales doncellas, hasta joyas de fina orfebrería muisca, finas mantas y caballos.

El personaje más relevante y recordado de Turmequé es el cacique Don Diego de Torres, quien sin recurrir a las armas ni a actos violentos, defendió con firmeza y energía a los indígenas de los abusos  de los representantes  de la Corona Española; la vida de este ilustre caballero mestizo fue una trágica epopeya, porque antes de lograr su objetivo de presentarse ante el rey a denunciar y reclamar por las injusticias de que eran objeto los nativos, tuvo que enfrentar  enormes retos, sufrimientos y dificultades. Don Diego se ejercitó en la equitación y en las cacerías de leones y venados, llegando a convertirse en excelente tirador de flecha y arcabuz y en el más diestro jinete de la comarca.

Diego de Torres, Cacique de Turmequé, utilizó su memorial de agravios para exponer ante el rey de España, el problema del maltrato a la población indígena acometido por los encomenderos del reino de la Nueva Granada; en tal documento quedó descrito en castellano el  exceso y el maltrato de que fueron víctimas los aborígenes, los escritos producidos por el Cacique de Turmequé, especialmente sus memoriales,  poseen características en las que se detecta la influencia de la memoria ancestral, particularmente derivada de la influencia de la cultura muisca.

Los aspectos que sobresalen en la vida de Don Diego de Torres son precisamente la defensa de los indios contra los desmanes de los encomenderos y en especial de corregidores y oidores de la Real Audiencia. Don Diego siempre estuvo en defensa de los indígenas, lo que hacía que estos le tuvieran aprecio por el respeto que él  mostraba, lo que le genero conflictos continuos con los españoles.

Don Diego de Torres fue un caudillo extraordinario de epopeya, en quien confluyeron las sangres de un conquistador y una cacica; fue un importante personaje y un noble jefe dentro de la gesta épica de los chibchas y presenció el comienzo del fin del indígena colombiano y el principio de una nueva raza y de una nueva cultura, la mestiza. Como hijo de un compañero de Don Gonzalo Jiménez de Quesada, recibió educación de gentil hombre. Como figura dinástica de la corte del Zaque, hablaba el chibcha, tenía amplias extensiones de tierra, poblaciones subordinadas y caudas de indios sumisos y fue señor absoluto de Turmequé. Como indio conoció las atrocidades y las injusticias de la Colonia y como español dispuso de vías de comunicación verbal que le permitieron redactar para el Rey testimonios de implacable elocuencia sobre el genocidio en las tierras conquistadas.



Don Diego de Torres y Moyachoque, fue un mestizo de alcurnia –hijo de noble español, Don Juan de Torres y de la Princesa Indígena Catalina Moyachoque, de la Encomienda de Turmequé, en la Provincia de Tunja-, descolló durante la mitad del Siglo XVI en el Nuevo Reino de Granada por su erguida actitud en defensa de la gente indígena a través de su desempeño como Cacique de Turmequé. Don Diego fue despojado y desconocido de su título hereditario de Cacique, y fue acusado de rebelión, y encarcelado y condenado a muerte por la Real Audiencia de España. 

En aquella época, los caciques tenían un carácter semi-sagrado, siempre se adornaban con narigueras y orejeras de oro, se sentaban en un escabel,  y cuando salían, les llevaban en literas adornadas con planchas de oro y a su paso, los indios de su parcialidad esparcían flores. A esta categoría real, perteneció nuestro Cacique de Turmequé, el mestizo que visitó la Corte del rey Felipe II, para entregarle el más noble y notable memorial de la historia de Colombia, lo hizo en busca de la protección para una raza vencida que representaba a través de ese medio, a todos los indígenas de América, igualmente maltratados durante la Conquista.



 EL JUEGO DE TEJO O TURMEQÉ




Los libros de historia dicen que el primer español que vio jugar tejo quedó deslumbrado, fue el conquistador Gonzalo Jiménez de Quesada hace más de 500 años, cuando llegó a Turmequé, un pueblo de la zona andina colombiana, y vio cómo los indígenas jugaban lanzando unos discos de oro puro de un extremo a otro. Para entonces, a los españoles sólo les interesó el oro y los tesoros de los muiscas, por lo que el deporte no atravesó el Atlántico para llegar a Europa.

Muy posiblemente, el Cacique de Turmequé Don Diego de Torres, en sus viajes a España para denunciar los maltratos y abusos a que eran sometidos los indígenas por los representantes de la Corona, haya llevado entre los regalos a  la realeza, algunos varios tejos de oro; pero el juego en sí, no revistió importancia ni interés para los ibéricos en esa época.

Pero hoy, cuando han transcurrido más de cinco siglos, el tejo – fué declarado por el Congreso de la República de Colombia deporte nacional en junio de 2000.

El tejo es un deporte que se juega entre dos equipos de 4 ó 5 jugadores. Consiste en lanzar tejos (discos de hierro templado que pesan desde medio kilo hasta kilo y medio, dependiendo el gusto del jugador) desde una distancia de 19 metros a un cajón de 60 centímetros cuadrados relleno de arcilla y que en la parte superior tiene dos mechas (pequeños sobres con pólvora) y un aro. El objetivo es hacer el mayor número de puntos posibles y se hacen reventando las mechas o introduciendo el tejo dentro del aro que hay en el centro de la cancha. Reventar una mecha con un lanzamiento da 3 puntos, meter el tejo dentro del aro se llama embocinada y da 6 puntos y la moñona, que suma 9 puntos, consiste en embocinar y reventar mecha a la vez.

Este deporte autóctono de Colombia, es practicado  hace mas de 500 años por los habitantes de la altiplanicie cundiboyacense en los departamentos de Boyacá y Cundinamarca.

El juego del turmequé consistía en lanzar un disco de oro llamado “zepguagoscua”, el cual evolucionó con los siglos en el juego del tejo practicado hoy en Colombia y de donde ha salido a los paises vecinos.

Al popularizarse el “zepguagoscua” fue sustituido por un disco de piedra y actualmente se usa uno de metal ( Tejo ).

Era costumbre de los indigenas acompañar los partidos consumiendo Chicha ( bebida alcohólica elaborada con maíz ),mientras que en los tiempos modernos como es de esperarse, los jugadores se refrescan con cerveza.

La federación colombiana de Tejo agrupa varias ligas, que avalan a los distintos clubes, y promueve la celebración de certámenes locales, departamentales, nacionales e internacionales.